Finalmente los sondeos y encuestas han vuelto a errar en Canarias. Cuando muchos se frotaban las manos imaginándose en determinadas sillas y banquetas, la ciudadanía ha optado por el cuarteto formado por las cabras Petrolina, Cardonila, Paulina y Soriana del Partido Verde para presidir el Gobierno archipielágico. La combinación leche y gofio siempre da buenos resultados y es un pelín más «chic» que el tradicional bocadillo de mortadela.
La aritmética de los números ha querido, además, que deban gobernar en coalición con otras fuerzas políticas. Con quién primero se sentarán a dialogar, según han explicado, será con los portavoces del Partido de Litógrafos de las Islas. Sus méritos, por un lado, reimprimir medio millón de papeletas más por equivocarse con las siglas de una candidatura y, por otro, enviar papeletas a un partido con los colores «troqueados». El color sepia siempre ha sido muy traicionero.
El tripartito se completaría con la formación liderada por Chano Henríquez, su versión del «Imagine» de Lennon ha logrado convertirse en un auténtico «hit» que sigue todavía hoy estando «on fire». Buena culpa de ello, el respaldo sin contrapartidas de la SGAE, siempre solícita para colaborar con los menesterosos. También, el buen estado físico y aguante del caballo del líder local.
Fuentes internas de los tres partidos, ya han anunciado que las negociaciones no serán sencillas. Hay demasiados intereses contrapuestos y es mucho lo que está en juego: gobernar Canarias durante cuatro largos años. El primer escollo a superar será reconducir la situación tras los movimientos tácticos de Valeria, esa amiga-conocida de Pedro Sánchez y cuya díscola vida laboral la lleva a ser cada día de un lugar diferente. Al parecer, la joven de 35 años ha formalizado una propuesta para conformar una mayoría alternativa de la mano y junto a la bicicleta eléctrica de Rajoy, que es «mucho española», y del trío resignado de González, Bravo de Laguna y González Arroyo, tres chavales que son «savia nueva» en esto de la cosa pública. De cristalizar el acuerdo, lo celebrarían en la nueva playa de Santa Cruz, frente al Casino, tomando unos «gin-tonic» y fumando puros palmeros.
Irremediablemente, la bancada de la oposición en esta novena legislatura estará ocupada por la mochila de Clavijo, tras hacerse público que estaba confeccionada en un taller de Pollença (Illes Balears), duro golpe para el nacionalismo canario. Junto a ella, el director de casting de Ciudadanos que aún no es capaz de distinguir bien entre Melisa Rodríguez y Teresa Berástegui. Igual suerte correrá el «personal trainer» de los candidatos en La Palma, que siguen teniendo agujetas tras recorrerse la Calle Real en silla de ruedas. Hasta ese día no sabían que tenían coraco braquial, braquial anterior, bíceps braquial, ancóneo y tríceps braquial. La campaña tenía que servir para algo.
Por último y sin representación en Teobaldo Power se han quedado los aspirantes que abusaron del photoshop, los ideólogos de eslóganes con contenido, los letristas de las murgas y los radio-tele-predicadores, que se han hecho el agosto con esto de cobrar 30 eurazos a cada político por tertulia. Vamos, una lástima. Hasta el 2019, que habrá más.
Este artículo ha sido publicado en El Blogoferoz.